domingo, 4 de enero de 2015

Conclusiones del 2014


Para mejorar hay que saber dónde estamos, en que hemos fallado, conocernos, ser ambiciosos y no tener miedo a fracasar. Objetividad externa en forma de entrenador tampoco está nada mal. Visto el resumen de competiciones del año pasado (parte I y parte II), toca hacer balance y sacar conclusiones.

Primero y principal, no puedo tener siete guías. Con el único que coincidí en más de una competición importante fue con José. Para poder competir al 100% es necesaria una compenetración total con el guía y esto se consigue entrenando y compitiendo mucho con él. Como todos sabéis, este punto está solucionado y tiene nombre y apellidos: Roberto Bravo.



Hemos de tener claro cuáles son nuestros objetivos principales y trabajar para conseguirlos. No hacer “tonterías” y saber renunciar a ciertas cosas. Con esto me refiero a cosas como: entrenamientos que alteran la programación (por mucho que apetezca salir con un gran grupo en bici), carreras que no debería correr, calentones innecesarios, hacer el bruto en semanas de descarga. Así podría seguir durante horas.

Descansar más. No puedo dormir 6 horas y poco de media al día y querer rendir como Gómez Noya. Sin recuperación no hay asimilación y sin asimilación no hay rendimiento.



Mejorar el material. No se trata de tener lo último, pero competir con un tándem de más de 15 años, con un cambio que funciona cuando quiere, unas ruedas que les viene justo girar, un neopreno que sufres lo que no está escrito para quitártelo, te limita y mucho.


Y muchas cosas más, pero tampoco vamos a contarlo todo, que los rivales nos vigilan muy de cerca.

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